Cuándo Y Cómo Poner Límites Cuando Algo No Va Bien
Para mí, 'poner límites' cierra posibilidades y nace del miedo. Pero ¿cómo respetamos nuestras necesidades? Esto es lo que he aprendido de honrarse a uno mismo y a los demás en el proceso.
Este año ha sido una masterclass en crecimiento personal. El tema principal ha sido la confianza en mí misma, que tiene varios brazos. Uno de ellos: los límites.
A finales de primavera, comencé a desarrollar un proyecto en junto a una amiga. Pero, como muchas veces ocurre, no se materializó. Sin embargo, lo que me aportó fue una oportunidad para examinar cómo respondo cuando algo no va de acuerdo a mis planes. En retrospectiva, no supe comunicarme cuando la dinámica no funcionaba y, esta persona sintió la necesidad de “poner límites” para crear una dinámica que funcionase para ella. El resultado fue una situación muy incómoda para las dos.
Lo cuál me dejó pensando sobre los límites, cuando y por qué los ponemos.
Entiendo los límites como las estructuras que levantamos en una relación cuando algo traspasa el punto en el que nos sentimos cómodos.
Y en teoría tiene sentido. No quiero decir que sí a algo que no quiero hacer. Y no quiero hacer algo con lo que no me siento cómoda.
Pero algo sobre estos límites no me gustaba.
Para reforzar la confianza en mí misma tengo que saber poner límites, pero la mera estructura de la frase ‘poner límites’ contradice cómo me gustaría interactuar con las personas en mi vida.
Para mí, poner límites inspira una imagen de protección. Y se cierran posibilidades. Para mí, ‘poner límites’ nace del miedo.
Y no quiero vivir reaccionando a miedo.
Pero sí quiero vivir cuidando de mí y mis necesidades.
¿Cómo, entonces?
Dediqué una sesión de terapia a este tema, y no llegué a ninguna conclusión. Solo obtuve más preguntas.
Pero entendí que necesitaba un ejemplo de honrarse a una misma, incluyendo a la otra persona en el proceso. Y llegó tan solo unas horas después.
Estoy trabajando en otro proyecto con otras dos personas, diferentes a las del proyecto anterior. Estamos todas tremendamente ilusionadas. Pero en vistas a la reunión que teníamos la semana pasada, yo sentía que algo no estaba bien. Algo no estaba funcionando y sentía ansiedad en el pecho, pero seguí tirando hacia adelante, sin entender qué era.
Entonces me llegó un email de mi compañera, resulta que yo no era la única en sentirlo.
En su email, me comunicaba su amor hacia el proyecto y me proponía un ejercicio para hacer una pausa y re-afinar la dirección, ya que estábamos perdiendo foco. Su email me transmitió paz, me transmitió su fuerza y confianza en su trabajo, y su amor y dedicación por crear este proyecto que tanto resuena con ella también.
En su email me propuso un cambio de dirección, porque por donde íbamos no se sentía cómoda. Y con esa propuesta, el nudo de ansiedad en mi pecho se deshizo.
Gracias a su email, todas sentimos que nuestras necesidades se tenían en consideración. Pero ella no puso ningún límite, construyó un puente. Nos ofreció a todas las personas involucradas una manera de hacer las cosas distinta, más alineadas con nosotras y con el proyecto.
Lo que hizo mi compañera fue un acto de valentía y amor propio. Un amor que nos extendió a todas. En su honor, en nuestro honor, y en honor al show.
Me ayudó a ver que lo que no resonaba conmigo de ‘poner límites’ era válido, y que en su lugar, puedo ‘abrir caminos’. Estos caminos atienden a tus necesidades individuales, e incluyen a la otra persona en la solución, reforzando el vínculo entre las dos. Y en este caso en particular, ayudando a la otra persona a entender de dónde venía el malestar.
No veo necesario matizar el tipo de dinámicas en las esto no es la mejor opción. Si tu seguridad está en juego, no tienes por qué abrir ningún camino.
Para mí, esta es la manera en la que quiero vivir. Creando oportunidades con las personas que están en mi vida, no poniendo límites. Desde el amor, no desde el miedo.
Si queréis saber de qué proyecto hablo, os lo detallo en la sección de abajo.
¡Estamos en movimiento! El show del que os hablé hace unos meses ha bajado a la tierra y ya tiene nombre (aunque aún es secreto). Estoy trabajando con dos artistas y creadoras que sintieron algo en el llamado inicial que hice y que vibran en sintonía con el proyecto. Es bonito verlo evolucionar y verlo crecer de la mano de otras personas también.
Aún queda mucho trabajo por hacer, pero si queréis un taster de lo que será este show, el 1 de Diciembre sale la primera entrega de la newsletter que lo acompañará: historias reales que re-imaginan el papel del ser humano en nuestro planeta. Si habláis inglés, podéis suscribiros en mi newsletter en inglés Ringwood.
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A Murder At The End Of The World. Mi ídola y modelo a seguir, Brit Marling, ha estrenado nueva serie. En 2019, Netflix canceló su primera serie, The OA, dejando a los fans de todo el mundo en shock. A día de hoy, siguen pidiendo que vuelva The OA, y quizás lo haga algún día, como dice Brit en esta entrevista. Pero de momento ha escrito un Murder Mystery que, una vez más y como dice la prensa, re-escribe el género. Aunque desde mi punto de vista, lo que Brit Marling y Zal Batmanglij hacen es re-escribir el arte de contar historias.
Este mes he publicado un vídeo sobre un lenguaje aborigen que aún existe en España y que están siendo mantenido por una comunidad muy pequeña. Fue un placer entrevistar a David Diaz Reyes, especialista en lenguajes silbados, y en el vídeo nos hace una demostración del silbo. Vedlo, a ver si entendéis qué dice, igual os sorprende.
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